Wednesday, June 17, 2009

Un recuerdo

Por el mismo motivo por el que tú infestas la tierra; mas porque yo
lo hago con un pequeño bajel me llaman corsario, y a ti, porque
lo haces con un gran ejército, te llaman emperador.
San Agustín, La ciudad de Dios.

La sucesión del poder se ha prestado a diferentes interpretaciones y problemáticas, causando desde conflictos político-sociales al interior de un país hasta revoluciones; es por eso que cobra gran importancia cómo es que se sucede el poder, indistintamente del régimen político de cada nación.

La importancia de este hecho radica en que al suceder el poder dos problemáticas emergen a la luz, por un lado quien será el sucesor y por el otro, sí el sucesor seguirá la dinámica mediante la que el antecesor se dirigía; aunado a que cuando llega el momento de la sucesión hay un lapso de tiempo en el que no hay propiamente un dirigente legitimado, ya que por un lado el que está ya va a concluir su periodo y todavía no se sabe quien llegará, lo que más se teme en estas circunstancias es que por una u otra vicisitud no se pueda llevar a cabo el proceso de selección de sucesor, lo anterior llevaría a un conflicto aún mayor y es que quedará acéfala la dirección ejecutiva de un Estado.

En el mismo sentido Adriano arguye: El imperio debe de pasar al más digno; bello es que un hombre que ha probado su competencia en el manejo de los negocios mundiales elija su reemplazante, y que una decisión de tan profundas consecuencias sea al mismo tiempo su último privilegio y su último servicio al Estado.[1]

He ahí la importancia de ceder el poder, el que lo reciba tendrá la obligación por un lado de responder a las leyes y a su pueblo, tomando en cuenta las virtudes y defectos de los gobiernos pasados, pero sobre todo le responderá a la historia como bien dijo el gran reformador griego Solón: y que me juzgue la naturaleza en el tribunal del tiempo[2]; privilegiando ante todo la estabilidad y paz de su comunidad.

La historia de Adriano trae consigo reflexiones de suma importancia, la situación del Imperio Romano en el siglo II y una cuestión que se encarga de dilucidar de la mejor manera Marguerite Yourcenar en sus Memorias de Adriano[3], que es la vida “privada” de un emperador romano.
Qué no darían mil reyes y emperadores por dejar un legado sobre las vivencias, vicisitudes y medios por los que lograron hacerse y sostenerse en el poder, más aún cuando este escrito se lo dejarán a su sucesor como una advertencia, un recuento y una manera de guiarse en el poder[4].

Todo está bien al salir de las manos del autor de las cosas: todo degenera entre las manos del hombre. Fuerza a una tierra a nutrir las producciones de otra; a un árbol a llevar los frutos de otro. Mezcla y confunde los climas, los elementos, las estaciones. Mutila a su perro, a su caballo, a su esclavo. Transforma todo, desfigura todo: ama la deformidad, los monstruos; no quiere nada tal como lo ha hecho la naturaleza, ni siquiera al hombre: necesita domarlo para él, como a un caballo de picadero; necesita deformarlo a su gusto, como a un árbol de su jardín.

Sin esto, todo iría aún peor, porque nuestra especie no quiere ser formada a medias. En el actual estado de las cosas, un hombre abandonado a sí mismo entre los otros desde su nacimiento sería el más desfigurado de todos. Los prejuicios, la autoridad, la necesidad, el ejemplo, todas las instituciones sociales en las que nos hallamos sumergidos, ahogarían en él la naturaleza y no pondrían nada en su lugar. Sería entonces como un arbolillo que el azar hace nacer en medio de un camino y que los transeúntes hacen perecer sacudiéndolo por todas partes y doblándolo en todos los sentidos.[5]

Como bien mencionara Rousseau en el Emilio todos los peligros y consecuencias de la propia condición humana, a pesar de que convivimos diario con la misma nos parece a veces tan ajena a nosotros; relata una guía político-filosófica sobre cómo conducirse en el mundo y una valoración interna de la existencia del hombre, similar a lo que haría un gobernante acerca del poder al dejar su legado.

De viva voz Adriano nos acerca a su sentir momentos antes de que Trajano escogiera sucesor, mientras él se encontraba en una expedición militar: Natura déficit, fortuna mutatur, deus omnia cernit[6], viejo y agotado Trajano se encontraba ante un gran dilema para escoger sucesor, engañado por infinidad de voces e intrigas, pero con una visión clara de cómo habría de ser el siguiente emperador romano; todo lo anterior mantenía preocupado a Adriano, se tranquilizaba un poco al saber que contaba con el apoyo de Plotina esposa de Trajano, justo antes de fallecer éste último hace vigente una decisión que tiempo atrás ya comenzaba a dejar ver y era su preferencia por Adriano, decisión que constataría en público su esposa debido a que no fue proclamado en público emperador por él.

La parte oriental del Imperio era de suma preocupación para Adriano, por lo que dedicó gran parte de su vida no sólo a pacificar esa zona, sino también a construir caminos, plazas y puentes.
Se enfocó en revitalizar la ex capital cultural del mundo, ya que Grecia se encontraba en condiciones deplorables, volvió a darle dinámica a esa gran polis, atrayendo con ello a los letrados del momento; demostrando así su gran afecto por la cultura helénica, el mismo en infinidad de cartas comenta su pretensión de acercarse día a día al ideal del filósofo-rey platónico.

Por lo tanto favoreció y promovió las artes, esculturas y letras de su tiempo[7], asumiendo con ello la gran falta de producción intelectual y la necesidad que el tenía de personas preparadas para pacificar y continuar la construcción de Roma, lamentándose el no contar con aquellos grandes arquitectos, letrados y escultores de otros tiempos.

Dicen en algunas ocasiones que los gobernantes se hacen de fetiches, siendo lugares, objetos o personas, éstos les permiten el tiempo de recreación necesario para paliar el tedio de los conflictos de Estado; Antinoo cumplió ese papel para Adriano, un joven vulgar y de baja condición, pero muy bello, llenó la vida del emperador; se encargó de enseñarle las artes y ciencias más cultivadas de su tiempo hasta su muerte poco tiempo después, de la que se asumen comentarios encontrados, puesto que la existencia del joven[8] predilecto estaba conflictuando la vida de Adriano con su esposa y con diferentes pretendientes al poder.

A su muerte Adriano decidió construirle una ciudad en su nombre justo donde había muerto a orillas del Nilo, llamada Antinoópolis o Antínoe.[9]

Tiempo después hubo que encarar uno de los conflictos más grandes a los que habría de enfrentarse el Emperador, una revuelta organizada por judíos en Israel amenazaba la estabilidad tan querida, decide someter con toda su fuerza dicha revuelta hasta lograrlo con un costo de noventa mil muertos, un peso muy fuerte en las finanzas romanas y sobre todo una salud personal que ya no le daba para mucho. Al finalizar el conflicto hubo que emprender la empresa de reconstruir de nuevo el poblado.

Al sentirse minada su salud por el gran desgaste que representan las grandes expediciones militares, comienza a pensar en su posible sucesor; muy a su pesar, ya que el era un gran amante de la juventud comenzando con la propia, Marguerite lo describe de joven de la siguiente manera: un ser embriagado de vida no prevé la muerte; ésta no existe y él la niega con cada gesto. Si la recibe será probablemente sin saberlo; para él no pasa de un choque o de un espasmo[10].

Las intrigas que comienzan a ceñirse en torno a él hacen más apremiante que encuentre a un sucesor, con dicho fin adopta a Lucio, pero éste muere al poco tiempo, dejando sin posible sucesor otra vez, su salud le complicaba aún más dicha tarea; termina optando por Antonino uno de los cuatro cónsules de Italia, es cuando comienza ahora si a preocuparse por cómo encarar la muerte.

En sus últimos meses intenta suicidarse más de una ocasión, sino es por que su médico y demás auxiliares lo evitan; para Adriano la muerte significaba un paso muy difícil y si lo daba quería hacerlo de una vez y por todas, en su lecho de muerte escribe un poema que deja muy en claro su visión:

Mínima alma mía,
Tierna y flotante,
Huésped y compañera de mi cuerpo,
Descenderás a esos pasajes pálidos,
Rígidos y desnudos,
Donde habrás de renunciar a los juego de antaño.

Sin duda los personajes que han gozado de tanto poder en vida llegan a momentos a creer tener la omnipotencia hasta para encarar a la muerte, pero es lo único que nos confirma como humanos a todos por igual.

Todavía un instante miremos juntos las riberas familiares…
Tratemos de entrar en la muerte con los ojos abiertos…[11]

[1] Maguerite Yourcenar, Memorias de Adriano, ed. Planeta, México, 1985; pág. 224.
[2] Compilación de textos políticos helénicos, ed. Gredos.
[3] Escrito en el que ella describe la vida del Emperador con un fundamento histórico impecable y toques de un fino relato novelesco, justificando con ello el por qué de enunciarle a su libro de tal manera, para lo que ella responde que su objetivo principal era hacer hablar al propio Adriano de su vida, así cobraría mayor vivacidad el texto, a todo esto nos viene una pregunta muy elemental ¿por qué no enunciarle el diario de Adriano? Sencillo, los líderes políticos pocas veces tienen tiempo de ir escribiendo su historia tal cual se va dando, es por eso que en su vejez es cuando aprovechan para hacer un recuento de su historia, al ser un recuerdo el motor de su escrito en ciertos momentos se torna netamente literario con tintes ficticios o poco veraces, sin reducir en ningún momento su valía histórica.
[4] A momentos entraré en la dinámica propia del escrito en el sentido de que es un legado a un sucesor en el poder y a otros momentos una crítica histórica, así que no llega a haber confusión entre el ejercicio literario de la escritora y la realidad histórica.
[5] Jean Jacques Rousseau, Emilio, ed. Alianza.
[6] La naturaleza nos traiciona, la fortuna cambia y un dios mira las cosas desde lo alto.
[7] Por ej. construyendo la Villa Adriana, hoy llamado Castillo Sant’Angelo.
[8] En su tumba graba lo siguiente: “Y el reconocerá el camino… y los guardianes del umbral lo dejarán pasar… y él irá y vendrá en torno de aquellos que lo aman durante millones de días”
[9] Éste personaje ha causado mucha polémica a lo largo de la historia, no pretendo entrar en detalles baste ejemplificar con un poema de Oscar Wilde: Háblame de aquel verde y oloroso atardeces, cuando tendida junto a la ribera/ Escuchaste la risa de Antinoo desde la barca dorada de Adriano/ Y cómo lamiste la corriente calmando tu sed y contemplaste con ardor y avidez/ El cuerpo de marfil de aquel joven y singular esclavo, con una granada en los labios! Poema denominado La Esfinge.

[10] Marguerite Yourcenar, Memorias de Adriano, ed. Planeta, México, 1985; pág. 50.
[11] Ibíd. Pág. 259.

Tuesday, June 2, 2009

Una rebelión más sensata


Ya sea que uno afirme primero la infalibilidad y luego deduzca de ella a soberanía, ya sea que proponga en primer lugar la soberanía y haga derivar de ella la infalibilidad, uno está siempre obligado a reconocer y sancionar un poder absoluto.
Frnacois Guizot

En el proceso de inteligibilidad de lo social, nos hemos encontrado con la creación de nuevos conceptos y la caducidad de otros, tal parece que el progreso en las ciencias sociales está atado a las circunstancias del lenguaje; como bien apuntaba Claude Lèvi Strauss: Las ciencias sociales deben, en efecto, compartir las limitaciones de la lingüística, pero pueden también sacar provecho de sus progresos.[1]

La complejidad que nos presenta la actualidad ha hecho que el concepto de pueblo no sea lo suficientemente capaz de asir la realidad, permitiendo el regreso del de multitud de Spinoza, el cual indica una pluralidad que persiste como tal en la escena pública, en la acción colectiva, sin converger en Uno, sin desvanecerse en un movimiento centrípeto, siendo así el fundamento de las libertades civiles.[2]

La permanencia de la pluralidad al interior del Estado, pone en peligro la unidad política que se necesita para el monopolio de la decisión política, es por eso que Hobbes detestaba el término, puesto que el veía en la unidad política la materia primordial para el control político necesario; el pueblo será la expresión de la voluntad general y por ello, la centralidad de la decisión política, el mismo los compara de la siguiente manera: el pueblo es algo que tiene que ver con lo uno, tiene una voluntad única y por ende se le puede atribuir una voluntad única, por el contrario, la multitud es inherente al estado de naturaleza, aquello que precede a la institución del cuerpo político.[3]

Paolo Virno radicaliza la postura de la multitud en contraposición a la del pueblo por lo que llega a pervertir el concepto para explicar la realidad actual, lo que planteaba Hobbes era la necesidad de centralizar la decisión política en el siglo XVII (la creación del Estado-nación) y la vía más adecuada era con la formación del contrato social, éste permitiría unificar las expresiones individuales logrando así la existencia del Estado; pero como bien sabemos el pueblo nunca asumió la homogeneidad total de sus diferencias.

Es decir, la multitud en la actualidad es una regurgitación del estado de naturaleza en la sociedad civil; Virno erra al asumir que sólo puede existir la multitud o el pueblo, le imprime un valor explicativo a la multitud con el fin de que permita la intelección de la pluralidad actual de lo social, asegurando que ésta sólo se une con un afán netamente pragmático para después regresar a su respectiva forma; el Estado se forma por medio del contrato social-pueblo-voluntad general si se rompe la construcción lógica que da vida al Estado, deja de existir.

El pensamiento liberal logró sanar esa complicación pueblo vs multitud, domesticando a la última con el recurso al par público-privado.

Al romperse la identidad al interior del pueblo lo que resta es la angustia y la intranquilidad existencial se deja entrever, la angustia se dará por la simple y pura exposición al mundo, fuera de la comunidad el peligro es impredecible constante, la contraparte del miedo es la seguridad que la comunidad puede garantizar.

El concepto de pueblo, aún con sus diversas variaciones históricas, está asociado al doble filo de la neta separación entre un adentro habitual y un afuera ignoto y hostil, el concepto de multitud está encadenado al derrumbe de tal separación.[4]

La relación miedo/angustia, reparo relativo/absoluto[5] ha sido desprovista de fundamento por lo siguiente:

1) Ya no se puede hablar de comunidades sustanciales, los individuos están habituados al cambio continuo, permanente transformación de las formas de vida.

2) Miedo/sentimiento público, angustia/personal[6], ahora todas las formas de vida experimentan ese no sentirse en propia casa (Heidegger), origen de la angustia. El pueblo es uno porque la comunidad sustancial coopera para atenuar o sedar los miedos que provienen de peligros circunscritos. La multitud se mancomuna, por el riesgo que deriva el no sentirse en propia casa, de la exposición absoluta al mundo.

3) Temor/reparo, mentira la idea de primero sentir el temor y después buscar repararlo. Mientras buscamos el modo de orientarnos y así salvaguardar nuestras vidas, avistamos también las diversas formas de peligro.

He aquí una problemática rica que reabre la puerta a preguntas como ¿quiénes somos?, ¿a dónde vamos?, etc. La vida del ser humano es una tarea angustiosa, centrada en el hecho de que no cuenta con un lugar prefijado, es por eso que se ata a diferentes identidades para mitigar la desorientación.

La cotidianeidad del hombre es separada según Aristóteles en dos ámbitos, en lugares generales (topoi koinoi) y lugares especiales (topoi idioi), el primero será el lugar común existente entre el docto o el vulgar, son todas las construcciones discursivas elementales de la vida, el segundo, son los lugares específicos propios de determinada profesión, nación o religión, entre otros.

El par extranjero/pensador nos ayudará a dilucidar la manera en que se disuelven los lugares especiales dando pie a una mayor visibilidad de los lugares generales; el extranjero al no sentirse en propia casa adquiere la posición misma de pensador, por lo que los extranjeros adquieren el estatuto de pensadores.

Sin los pensadores y los extranjeros están colocados en la misma posición, el intelecto también perderá su noción de particular y segregado, conformando la idea del intelecto general[7], simplemente es la publicidad el intelecto que se articula en la esfera pública. Libertad el lenguaje y abolición del trabajo sometido a un patrón son hoy sinónimos.

Intelecto general opuesto a la tradición de que el pensamiento es una actividad apartada y solitaria, ya que ambos, vulgares e ilustrados recurren a los lugares comunes por afán de resguardo, es así como el intelecto general se sustenta.

Ahora el centro de identidad al que recurrirán todos será el lenguaje, como principal articulador social, esto supone una contradicción muy importante, por un lado otorga mayor libertad al pensar lo social, pero por el otro hace algo muy similar a lo que hizo Althusser con la sobredeterminación en última instancia, ya que nos quita el peso de pensar a la sociedad atados a alguna identidad o construcción conceptual trascendental, pero de último nos entrega otra igual.
El general intellect exige una acción virtuosa (una acción política), justamente porque una parte suya no se vuelca en el sistema de máquinas sino se manifiesta en la actividad directa, del trabajo vivo, en su cooperación lingüística.[8]

Hubo una destrucción de las barreras que dividían al trabajo (poiesis), acción política (praxis) y la vida de la mente (pensamiento). El intelecto en el modo de producción capitalista esta unido al trabajo[9], lo cual inhibe una acción política basada en el general intellect. ¿Cómo concebir la acción política basada en el intelecto general?:

1) La desobediencia civil es la forma básica de acción política de la multitud, pone en cuestión la misma facultad de mando del Estado, o sea que no se ciñe a sus reglas o mecanismos de interlocución.

2) El éxodo, es una fuga total, siendo la posición más radical de cualquier acción colectiva, es afrontar el problema con una alternativa no prevista, lo único que podemos perder son las cadenas.

Éste tipo de acciones propuestas por Virno llegan a ser falaces, la forma de acabar con el capitalismo como diría Negri no es la revolución, puesto que lo reproducimos día a día, en cada una de nuestras labores cotidianas, la idea será no pretender atacarlo desde sus flaquezas, sino radicalizar en sus fortalezas, buscando mayor igualdad económica.

[1] Claude Lèvi Strauss, El análisis estructural en la lingüística y en la antropología, en World Journal of Linguistic, Circle of New York vol. 1, núm. 2, pp. 1-21, 1945, New York.
[2] Spinoza, Tratado político (1677), Madrid, Alianza Editorial, 1986.
[3] Hobbes, Del ciudadano, Madrid, Tecnos, 1987.
[4] Virno, Paolo, Gramática de la multitud, para un análisis de las formas de vida contemporáneas, primera edición diciembre del 2003, Madrid, ed. Traficantes de sueños. p. 31.
[5] La dialéctica entre temor y reparo está en el centro de la analítica de lo sublime de Kant, en la Crítica del juicio: Cuando observo un terrible alud desde un lugar resguardado me invade un placentero sentimiento de seguridad que se mezcla, no obstante, con la percepción aguda de mi indefensión. Sublime es éste sentimiento doble, parcialmente contradictorio.
[6] Lo que irrumpe de manera más dramática en el individuo es la fusión entre miedo y angustia, lo que llamaremos perturbación ominosa.
[7] Concepto utilizado por Marx, con el fin de explicar que el conocimiento también se convirtió en una parte fundamental de la producción en el capitalismo, siendo el principal motor de innovación y simplificación del trabajo.
[8] Virno, Paolo, Gramática de la multitud, p. 67.
[9] Es por eso que se afirma que el trabajo esta despolitizado, ya hay tanta política en el mismo trabajo asalariado que no se le puede inducir aún más.

Tuesday, May 26, 2009

Soy mexicano...!?


Así la conciencia nos hace a todos cobardes.
Shakespeare, Hamlet

A lo largo de la historia ha causado mucha polémica y ha invadido en la mente de cantidad de teóricos sociales, el fulgor y poder que se cierne en las aglutinaciones humanas, desde el gran éxodo judío hasta los movimientos sociales del siglo XX; la “masa” ha sido objeto de diferentes análisis, por un lado la visión psicoanalista y por el otro el “game theory”, las dos posturas se ciñen en los ámbitos más diferentes para el estudio de la misma.

Con el fin de llegar a entender mejor este complejo social, en esta ocasión nos basaremos en gran medida en un texto, que a más de ser el más completo, logra sistematizar en alguna medida las circunstancias y dinámica que adquiere la masa en las diferentes naciones, religiones y hechos históricos. Elías Canetti siempre tuvo en su mente el por qué de los cambios sociales, en específico problematizaba una cuestión parecida a la tesis de Etienne de la Boétie, para ello basta citar un extracto de su Ensayo sobre la servidumbre voluntaria:

Mas ¡Oh buen Dios! ¿Qué título daremos a la suerte fatal que agobia a la humanidad? ¿Por qué
desgracia o por qué vicio, y vicio desgraciado, vemos a un sinnúmero de hombres, no obedientes,
sino serviles, no gobernados, sino tiranizados; sin poseer en propiedad ni bienes, ni padres, ni hijos, ni siquiera su propia existencia? Sufriendo los saqueos, las torpezas y las crueldades, no de un ejército enemigo, ni de una legión de bárbaros, contra los cuales hubiera que arriesgar la sangre y la vida, sino de Uno solo, que no es ni un Hércules ni un Sansón; de un hombrecillo, y con frecuencia el más cobarde y afeminado de la nación, que sin haber visto el polvo de las batallas, ni haber siquiera lidiado en los torneos, aspira nada menos que a gobernar los hombres por la fuerza, incapaz como es de servir vilmente a la menor mujercilla ¿Llamaremos a eso cobardía? ¿Llamaremos cobardes a los que así se dejan envilecer?[1]

Cabe mencionar la diferencia fundamental entre ambas tesis, por un lado La Boétie polemiza en torno a cómo es que gran cantidad de individuos ceden tanto y le dan tal poder a una sola persona, por el contrario a Canetti le interesan las razones por las cuales las personas se congregan en tal cantidad, independientemente si es por un solo líder o por una creencia religiosa, nacional, psicológica, entre otras; en cierta medida los dos llegan a la postura de que la búsqueda de tranquilidad existencial nos hace identificarnos con un tipo de masa o un líder.

Antes de continuar dilucidando la tesis de Canetti será muy provechoso recordar un evento que para el fue de suma importancia, precisamente es la lectura que él hace de un texto de Freud llamado Psicología de las masas y análisis del yo (1921), lo tilda directamente de superfluo y poco preciso, a diferencia de Canetti, Freud afirma que los grupos humanos se dan más por amor al prójimo, que por una inversión a ser tocado, con el fin de esclarecerlo aún más cotejaremos dos extractos de dichas posturas:

Solamente inmerso en la masa puede el hombre liberarse de este temor a ser tocado. Esta inversión del temor a ser tocado es característica de la masa[2]

Cuando el hombre pierde el amor del prójimo, de quien depende, pierde con ello su protección frente a muchos peligros, y ante todo se expone al riesgo de que este prójimo, más poderosos que él, le demuestre su superioridad en forma de castigo[3]

Observamos que en lo fundamental hay temor a quedarse fuera de las dinámicas sociales, la diferencia radica en que cómo se llega a ese estado, el primero es basado en el temor y el segundo, en la pérdida del amor al prójimo.

Desde 1930, año en que le Canetti la tesis de Freud no ceso de repensar su hipótesis contraria, lo que le llevó cerca de 30 años en concluir, logrando construir una teoría de la masa sistematizada, con contrastaciones históricas y minuciosa a niveles exorbitantes.

La manera en que va describiendo a la masa parte de lo general a lo particular, empezando primero que nada por describir el por qué de la misma, para empezar a ahondar en su tipología; por principio hace una diferencia entre masas cerradas y abiertas:

La compulsión a crecer es la primera y suprema característica de la masa. La masa natural es la masa abierta: su crecimiento no tiene límites prefijados. La masa cerrada busca establecerse, creando su propio espacio al limitarse[4]

Antes de entrar de lleno en la tipología de las masas, explicaremos qué es lo que incentiva a las personas a integrar las masas y es un instante el cual denominaremos descarga[5], ésta será el instante el cual todos los que forman la misma se sienten iguales, dejando sus diferencias de lado, por los mismo es el instante de mayor felicidad, ya que las diferencias étnico-raciales, político-sociales, económicas desaparecen.

La descarga, aunada a la inversión a ser tocado serán las piedras angulares por las que el espectro de la masa se generará, por lo mismo ésta tendrá una gran compulsión a crecer, la cual será su primera y máxima característica, pero en determinadas circunstancias provocará su misma destrucción; sí pretende crecer y su principal objetivo es éste, ¿qué pasará cuando ya no pueda crecer más?, lo elemental es la destrucción de la misma, es por eso que sufrirá la intranquilidad existencial de no poder dejar de crecer, aunque siempre conservará el miedo a dos cosas, por un lado a dejar de crecer y por el otro a la traición de quienes llegado el momento en que la masa se puede ver sometida, la desintegren.

Los orígenes de la masa los encontramos en las antiguas mutas[6], organizadas con fines muy elementales cómo el de cazar, protegerse de otros grupos humanos, hacer la guerra por algún territorio que cuenta con las riquezas suficientes que permiten la sobrevivencia del grupo, a su vez son organizaciones arcaicas tendientes a darle un valor alto a los ritos, basándose fuertemente en los tótems y tabús de las mismas.

Las mutas son el primer referente de las masas actuales, comparten atributos, pero la diferencia más importante estriba en que la segunda, para la dinámica actual aglutina a más personas, con rasgos diametralmente distintos entre los integrantes.

Los principales atributos de la masa son los siguientes:
a) La masa siempre quiere crecer
b) En el interior de la masa reina la igualdad
c) La masa ama la densidad
d) La masa necesita una dirección
De acuerdo a la tipología de las mismas, podemos encontrar diferentes características:
a) Impulso de destrucción (masa abierta)
b) El estallido es la repentina transición de una masa cerrada a una abierta
c) Sentimiento de persecución (masa abierta)
d) La repetición (masa cerrada)
e) Masa cerrada hacia afuera y en sí, es la masa como anillo
f) Masa lenta (religiosa, objetivos más allá)
g) Masa rápida (deportiva, política, objetivos tangibles)
h) Masa rítmica (igualdad y densidad), por el sonido de los pies al andar
i) Masa retenida (densidad), su principal objetivo es la descarga
j) Masa de acoso, de fuga, de prohibición, de inversión, festiva, de guerra
k) Por último habrá que aumentar, dos últimas características: los cristales de masa (son los que desencadenan las masas), y los símbolos de masa (recuerdos metafóricos de masas humanas, como: fuego, mar, lluvia, río, bosque, trigo, viento, arena, montones, montones de piedra, tesoro, etc.)

Más allá, de una tipología exhaustiva de las masas, es más enriquecedor encontrarle una viabilidad en la realidad, la podemos encontrar cuando hace referencia a las masas religiosas y nacionales.

Las religiosas, serán aquellas en las que la identidad se forma a partir de la búsqueda de un camino al más allá, es decir, son masas lentas, simulando a los ríos en los que no importa la densidad en un principio y mucho menos que crezca, el objetivo está dado al final, en la descarga que se dará a nivel metafórico al llegar al océano o al objetivo de determinada congregación; el mejor ejemplo lo podemos encontrar en la gran peregrinación a la Meca que hacen los musulmanes, la cual reúne a personas de todo el mundo, que aunque hayan arrancado solos en la peregrinación comienzan a aglutinarse al acercarse a la Meca, llegando a haber más de medio millón de personas en el encuentro final.

Las nacionales, se dan por medio de diferentes símbolos propios de determinada región, permitiendo así que cualquier grupo humano se cohesioné en torno a un objetivo común, por ejemplo encontramos que los Alemanes se identifican con el bosque y el ejército, formando parte fundamental en su carácter ordenado y disciplinado; los Franceses, se identifican con su gran Revolución, la que provocó que todos salieran a las calles buscando un mismo objetivo; los Ingleses se identifican más con el mar y el capitán del barco, el espíritu aventurero y dirigente de su nación se demuestra de ésta manera; por último para los Suizos sus montañas son fundamentales en su formación cultural, muestra de rectitud y trascendencia.

Con el fin de polemizar acerca de algo que pueda ser mucho más aprehensible para nosotros como mexicanos, asentaremos el análisis en un tema en particular del caso de México; evitando ser inmediatistas, no buscaré un caso coyuntural como el de un paro, marcha o movimiento dado en el país, intentaremos allegarnos al esfuerzo suscitado desde Bernardo de Balbuena en su texto La grandeza mexicana, hasta Octavio Paz en El laberinto de la soledad, pasando evidentemente por Vasconcelos y Samuel Ramos.

Las preguntas claves, que antes fueron aclaradas en el caso de países europeos parecen no dejar más que dudas e inconsistencias en el caso mexicano, y nos recurren las eternas preguntas de qué es lo mexicano? Y quiénes somos los mexicanos? O aún más importante, cuál es el centro de gravedad de la identidad mexicana?...

Octavio Paz hace un esfuerzo considerable, que si bien no resuelve la pregunta, nos acerca más a una posible respuesta:

Viejo o adolescente, criollo o mestizo, general, obrero o licenciado, el mexicano se me aparece como un ser que se encierra y se preserva: máscara el rostro y máscara la sonrisa. Plantado en su arisca soledad, espinoso y cortés a un tiempo, todo le sirve para defenderse: el silencio y la palabra, la cortesía y el desprecio, la ironía y la resignación. Tan celoso de su intimidad como de la ajena, ni siquiera se atreve a rozar con los ojos al vecino: una mirada puede desencadenar la cólera de esas almas cargadas de electricidad. Atraviesa la vida como desollado; todo puede herirle, palabras y sospecha de palabras. Su lenguaje está lleno de reticencias, de figuras y alusiones, de puntos suspensivos; en su silencio hay repliegues, matices, nubarrones, arco iris súbitos, amenazas indescifrables. Aun en la disputa prefiere la expresión velada a la injuria: “al buen entendedor pocas palabras”. En suma entre la realidad y su persona establece una muralla, no por invisible menos infranqueable, de impasibilidad y lejanía. El mexicano siempre está lejos, lejos del mundo y de los demás. Lejos, también de sí mismo.[7]

Será que el mexicano está tan ocupado en sus problemas internos que no pueda generarse una identidad propia, que se enriquezca de la influencia occidental europea y de los nativos americanos (los actuales indígenas); tenemos que articular una identidad que haga valorar al castellano como nuestro idioma mayoritario, pero no por eso referirnos a nuestras pirámides y vestigios Mayas o Aztecas como caducas y representaciones de un pasado mítico e irreal.
Uno de los problemas fundamentales que ha encontrado México en su constitución como identidad nacional, es precisamente el estar al lado de la primer potencia mundial en extremo nacionalista y un sur latinoamericano demasiado lejos como para convivir con nosotros, por tanto, esa dialéctica a más de afectarnos debería de enriquecernos, privilegiando en todo momento que étnica y racialmente nuestro epicentro se encuentra hacia el sur.

Es tanta la tiranía
de esta disimulación
que aunque de raros anhelos
se me hincha el corazón
tengo miradas de reto
y voz de resignación.
Canción popular

[1] Pág. 1-2.
[2] Canetti, Elías, Masa y Poder, ed. De Bolsillo, (trad. De Juan José del Solar), 2008, México. Pág. 70.
[3] Freud, Sigmund, El malestar en la cultura y otros ensayos, ed. Alianza, Madrid, 1973. Págs. 65-66.
[4] Canetti, Elías, Masa y Poder, págs. 71-72.
[5] Es por este instante de felicidad en el que ninguno es más ni mejor que el otro, como los hombres se convierten en masa. Ibíd. Pág. 74.
[6] Es una forma de excitación colectiva, vagan en hordas de reducido número de diez a veinte hombres. Lo que le falta de densidad los suplen con intensidad. El término proviene del latín, que significa movimiento. Ibídem. Pág. 173.
[7] Paz, Octavio, El laberinto de la soledad, ed. FCE, México, 1950. pág. 10

Saturday, May 23, 2009

¿Quién es el pueblo?

Si hubiera tenido que escoger el lugar de mi nacimiento, habría escogido una sociedad de grandeza limitada por la extensión de las facultades humanas, es decir, por la posibilidad de ser bien gobernada, y en la que, bastando cada cual a su empleo, nadie hubiera estado obligado a encomendar a otros las funciones de que estaba encargado; un Estado en el que, conociéndose todos los particulares entre sí, ni las maniobras oscuras del vicio, ni la modestia de la virtud hubieran podido sustraerse a las miradas y al juicio público, y en el que el dulce hábito de verse y conocerse, hiciera el amor a la patria, el amor por los ciudadanos, antes que el amor por la tierra.[1]

El devenir otro de la política en la actualidad, trajo consigo diferentes cambios en la forma de conceptualizarla, pero sobre todo en la misma forma en que sus dinámicas se llevan a cabo; el descentramiento de la política, ha provocado la inserción de nuevos y distintos actores, que con antelación no eran contemplados, lo anterior supone un problema de fondo, a preguntarnos directamente ¿a qué llamamos política en estos tiempos? Y con ello, hablamos también de los conceptos básicos en los que se enmarca la misma, como la libertad, igualdad, justicia, pueblo, entre otros.

El objetivo central de ésta polémica será centrarnos en la dinámica que ha adquirido la política, de la mano de Jacques Rancière supondremos una forma de conceptualizarla, criticando y radicalizando sus posturas, con el fin de dilucidar cuán viable es pensar a la política sin un telos o arkhé, tal como los clásicos y modernos solían hacerlo.

La problemática fundante de la política es la torsión incita que trae consigo la noción de pueblo, ya que éste se asume en democracia, como el principio cuantitativo mediante el cual el proceso tiene una vía posible de llevarse a cabo; centrándonos en un análisis cualitativo dilucidamos que al no tener ni virtud, ni riqueza, el pueblo se atribuye como propia la igualdad de todos los ciudadanos, ello le permite reconocerle la libertad a quienes no la poseen; esta última se convertirá en el medio por el cual, la parte de los sin parte, igualarán el medio de interlocución con lo establecido, no sólo a nivel discursivo, sino en las propias instituciones de la policía.

Por policía[2], entenderemos el conjunto de los procesos mediante los cuales se efectúan la agregación y el consentimiento de las colectividades, la organización de los poderes, la distribución de los lugares y funciones, y los sistemas de legitimación de esa distribución, es en su esencia la ley, generalmente implícita, que define la parte o ausencia de parte de las partes[3], en suma orden de lo visible y decible; lo anterior en contraposición total con la noción de política, es la actividad que tiene por principio la igualdad, el principio de igualdad se transforma en distribución de las partes de la comunidad[4].

Si bien la política estará ubicada en todos los conflictos de igualación de las partes sin parte, el litigio se basará en el desacuerdo[5] existente entre la policía y la política; todos estos procesos de igualación afectarán y serán el principio básico de disputa de la comunidad política, por la cuenta de sus partes, incluyendo las partes no contempladas.

Es así, como se instituye la comunidad de lo justo y de lo injusto, más allá del fin utilitario; con antelación lo mencionará Aristóteles, al hacer referencia a que el ser humano posee el logos y es uno de los puntos primordiales por los que se diferencia de los animales, ya que, a más de hacer sonidos de dolor o placer, los cualifica, dicho en otras palabras, rompe con el debate de lo justo y lo útil, allegándose así a una noción mucho más compleja, en la que el hombre dentro de la comunidad política, buscará la igualación de partes basándose en su concepción de lo justo.

Pero la existencia de los actores no constata el litigio entre partes, necesario para la existencia de la política, tiene antes que haber una lógica de igualación en conflicto con el orden policial; por ejemplo, no hay política porque los pobres se opongan a los ricos, antes bien, hay que decir, que es la política, la interrupción de los meros efectos de la dominación de los ricos, lo que hace existir a los pobres como identidad, es precisamente la distorsión, la que detiene el impulso de la corriente.

La lucha de clases comprueba el mecanismo por el cual se gesta la política, pero no sólo en ella se ve reflejada su acción, ya que habrá que contemplar, los diferentes movimientos en busca de igualdad ante el sistema policial; por lo tanto, podemos afirmar, que el conflicto político no se cierra a una desigualdad económica, sino a la misma institución de derechos y de legitimación discursiva de los mismos actores, de las partes de la parte y de las partes de los sin parte. Corroborando que una de los litigios fundamentales será, la cuantificación total de las partes del pueblo, en el que se ve limitada la cuantificación posible de la institución policial, al no contemplar las partes de los sin parte.

Es en estas circunstancias, cuando podemos polemizar el daño a la igualdad, puesto que por un lado tenemos una legitimación de la política en su búsqueda de la misma, pero por el otro, no podemos desconocer el dejo de igualdad inscrito en la propia dinámica policial, obteniendo así dos conclusiones, la política se afirma en la comunidad política con el afán igualitario, pero no le pertenece, logrando así una descentración clara, de la conceptualización cotidiana de la política, asumiendo su desfondamiento; radicalizando la postura, si la política se legitima únicamente con el litigio igualitario, ¿la no existencia del mismo anularía cualquier noción de política posible?, a sabiendas de que el desacuerdo esta sustentado en la propia institución del pueblo, siendo el que da cabida al origen del litigio; por el otro, el daño a la igualdad se valida con la propia disputa, sólo si convalidamos que hay una igualdad existente, ya que siempre las partes de la parte han sido contempladas, pero no de tal manera en que estén satisfechas las mismas, antes tendría que haber un proceso de desidentificación política.

El proceso de desidentifación política, es una subjetivación del lugar que me había colocado la institución policial, o el arrancamiento a la naturalidad de un lugar, con la apertura de un espacio de sujeto donde cualquiera puede contarse, porque es el espacio de una cuenta de los incontados, de una puesta en relación de una parte y una ausencia de parte. Por ejemplo, la consigna en diferentes mítines, cuando se hizo la protesta de Andrés Manuel López Obrador, en el momento en que estaba siendo sometido a un juicio de desafuero, por el cual ya no hubiera podido ser candidato, en el que las personas gritaban al unísono ¡Todos somos López!, asumiéndose como parte de los sin parte entre los posibles candidatos.

El caso particular más enigmático es la defensa de los derechos indígenas, a simple vista parece una insensatez, ya que esta por contado que son ciudadanos y como tal tienen derechos y obligaciones, pero debido a su condición socio-cultural, carecen de las ventajas de las que se sirve cualquier citadino, es por eso, que hubo la intención de elevar a nivel constitucional la defensa de sus derechos como un grupo desprotegido por parte del Estado de Derecho mexicano.

Sin embargo, podemos entender la voluntad política en estos términos, como el constante derecho a la revolución, pero ¿cual será el limite a la tolerancia de la diversidad? O en su defecto, la defensa a la intolerancia, lo inaceptable que puede ser la interlocución con grupos neonazis, por mencionar un grupo, puede dejar entrever un posible límite.

Pueblo no es más que la apariencia producida pos las sensaciones de placer y de pena manejadas por retóricos y sofistas, para acariciar o espantar al gran animal, la masa indistinta de la gente sin nada reunida en asamblea.[6]

Y sobre todo, en los procesos de igualación, no se esta contemplando la desigualdad de las propias capacidades en las personas, que a su vez forman grupos de disidencia política, pero en el fondo, no llegan en casos a ser más que personas incapaces buscando un lucro en la política, debido a su incapacidad natural de conseguirlo por otros medios.

Felicidad de dejarse llevar al mismo ritmo de un pueblo en marcha, de ser extranjeros sin serlo en un país dónde no hay más extranjeros que los enemigos de la felicidad humana.
Rancière, Jacques, Breves viajes al país del pueblo.

[1] Rousseau, Jean-Jacques, Sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres, ed. Alianza, reimpresión 2003, Madrid, pág. 207; Dedicatoria a la República de Ginebra.
[2] Según el diccionario Espasa Calpe, buen orden que se observa en los cuidados y nociones, cuando se cumplen las leyes u ordenanzas establecidas para su mejor gobierno.
[3] Rancière, Jacques, El desacuerdo, ed. Nueva Visión, Buenos Aires, diciembre de 1997, pág. 44.
[4] Ibíd. Pág. 7.
[5] Por desacuerdo se entenderá, un tipo determinado de situación de habla, aquella en que uno de los interlocutores entiende y a la vez no entiende lo que dice el otro. El desacuerdo no es el conflicto entre quien dice blanco y quien dice negro. Es el existente entre quien dice blanco y quien dice blanco pero no entiende lo mismo o no entiende que el otro dice lo mismo con el nombre de la blancura. Ibídem. Pág. 8.
[6] Ibídem. Pág. 23.