Tuesday, June 2, 2009

Una rebelión más sensata


Ya sea que uno afirme primero la infalibilidad y luego deduzca de ella a soberanía, ya sea que proponga en primer lugar la soberanía y haga derivar de ella la infalibilidad, uno está siempre obligado a reconocer y sancionar un poder absoluto.
Frnacois Guizot

En el proceso de inteligibilidad de lo social, nos hemos encontrado con la creación de nuevos conceptos y la caducidad de otros, tal parece que el progreso en las ciencias sociales está atado a las circunstancias del lenguaje; como bien apuntaba Claude Lèvi Strauss: Las ciencias sociales deben, en efecto, compartir las limitaciones de la lingüística, pero pueden también sacar provecho de sus progresos.[1]

La complejidad que nos presenta la actualidad ha hecho que el concepto de pueblo no sea lo suficientemente capaz de asir la realidad, permitiendo el regreso del de multitud de Spinoza, el cual indica una pluralidad que persiste como tal en la escena pública, en la acción colectiva, sin converger en Uno, sin desvanecerse en un movimiento centrípeto, siendo así el fundamento de las libertades civiles.[2]

La permanencia de la pluralidad al interior del Estado, pone en peligro la unidad política que se necesita para el monopolio de la decisión política, es por eso que Hobbes detestaba el término, puesto que el veía en la unidad política la materia primordial para el control político necesario; el pueblo será la expresión de la voluntad general y por ello, la centralidad de la decisión política, el mismo los compara de la siguiente manera: el pueblo es algo que tiene que ver con lo uno, tiene una voluntad única y por ende se le puede atribuir una voluntad única, por el contrario, la multitud es inherente al estado de naturaleza, aquello que precede a la institución del cuerpo político.[3]

Paolo Virno radicaliza la postura de la multitud en contraposición a la del pueblo por lo que llega a pervertir el concepto para explicar la realidad actual, lo que planteaba Hobbes era la necesidad de centralizar la decisión política en el siglo XVII (la creación del Estado-nación) y la vía más adecuada era con la formación del contrato social, éste permitiría unificar las expresiones individuales logrando así la existencia del Estado; pero como bien sabemos el pueblo nunca asumió la homogeneidad total de sus diferencias.

Es decir, la multitud en la actualidad es una regurgitación del estado de naturaleza en la sociedad civil; Virno erra al asumir que sólo puede existir la multitud o el pueblo, le imprime un valor explicativo a la multitud con el fin de que permita la intelección de la pluralidad actual de lo social, asegurando que ésta sólo se une con un afán netamente pragmático para después regresar a su respectiva forma; el Estado se forma por medio del contrato social-pueblo-voluntad general si se rompe la construcción lógica que da vida al Estado, deja de existir.

El pensamiento liberal logró sanar esa complicación pueblo vs multitud, domesticando a la última con el recurso al par público-privado.

Al romperse la identidad al interior del pueblo lo que resta es la angustia y la intranquilidad existencial se deja entrever, la angustia se dará por la simple y pura exposición al mundo, fuera de la comunidad el peligro es impredecible constante, la contraparte del miedo es la seguridad que la comunidad puede garantizar.

El concepto de pueblo, aún con sus diversas variaciones históricas, está asociado al doble filo de la neta separación entre un adentro habitual y un afuera ignoto y hostil, el concepto de multitud está encadenado al derrumbe de tal separación.[4]

La relación miedo/angustia, reparo relativo/absoluto[5] ha sido desprovista de fundamento por lo siguiente:

1) Ya no se puede hablar de comunidades sustanciales, los individuos están habituados al cambio continuo, permanente transformación de las formas de vida.

2) Miedo/sentimiento público, angustia/personal[6], ahora todas las formas de vida experimentan ese no sentirse en propia casa (Heidegger), origen de la angustia. El pueblo es uno porque la comunidad sustancial coopera para atenuar o sedar los miedos que provienen de peligros circunscritos. La multitud se mancomuna, por el riesgo que deriva el no sentirse en propia casa, de la exposición absoluta al mundo.

3) Temor/reparo, mentira la idea de primero sentir el temor y después buscar repararlo. Mientras buscamos el modo de orientarnos y así salvaguardar nuestras vidas, avistamos también las diversas formas de peligro.

He aquí una problemática rica que reabre la puerta a preguntas como ¿quiénes somos?, ¿a dónde vamos?, etc. La vida del ser humano es una tarea angustiosa, centrada en el hecho de que no cuenta con un lugar prefijado, es por eso que se ata a diferentes identidades para mitigar la desorientación.

La cotidianeidad del hombre es separada según Aristóteles en dos ámbitos, en lugares generales (topoi koinoi) y lugares especiales (topoi idioi), el primero será el lugar común existente entre el docto o el vulgar, son todas las construcciones discursivas elementales de la vida, el segundo, son los lugares específicos propios de determinada profesión, nación o religión, entre otros.

El par extranjero/pensador nos ayudará a dilucidar la manera en que se disuelven los lugares especiales dando pie a una mayor visibilidad de los lugares generales; el extranjero al no sentirse en propia casa adquiere la posición misma de pensador, por lo que los extranjeros adquieren el estatuto de pensadores.

Sin los pensadores y los extranjeros están colocados en la misma posición, el intelecto también perderá su noción de particular y segregado, conformando la idea del intelecto general[7], simplemente es la publicidad el intelecto que se articula en la esfera pública. Libertad el lenguaje y abolición del trabajo sometido a un patrón son hoy sinónimos.

Intelecto general opuesto a la tradición de que el pensamiento es una actividad apartada y solitaria, ya que ambos, vulgares e ilustrados recurren a los lugares comunes por afán de resguardo, es así como el intelecto general se sustenta.

Ahora el centro de identidad al que recurrirán todos será el lenguaje, como principal articulador social, esto supone una contradicción muy importante, por un lado otorga mayor libertad al pensar lo social, pero por el otro hace algo muy similar a lo que hizo Althusser con la sobredeterminación en última instancia, ya que nos quita el peso de pensar a la sociedad atados a alguna identidad o construcción conceptual trascendental, pero de último nos entrega otra igual.
El general intellect exige una acción virtuosa (una acción política), justamente porque una parte suya no se vuelca en el sistema de máquinas sino se manifiesta en la actividad directa, del trabajo vivo, en su cooperación lingüística.[8]

Hubo una destrucción de las barreras que dividían al trabajo (poiesis), acción política (praxis) y la vida de la mente (pensamiento). El intelecto en el modo de producción capitalista esta unido al trabajo[9], lo cual inhibe una acción política basada en el general intellect. ¿Cómo concebir la acción política basada en el intelecto general?:

1) La desobediencia civil es la forma básica de acción política de la multitud, pone en cuestión la misma facultad de mando del Estado, o sea que no se ciñe a sus reglas o mecanismos de interlocución.

2) El éxodo, es una fuga total, siendo la posición más radical de cualquier acción colectiva, es afrontar el problema con una alternativa no prevista, lo único que podemos perder son las cadenas.

Éste tipo de acciones propuestas por Virno llegan a ser falaces, la forma de acabar con el capitalismo como diría Negri no es la revolución, puesto que lo reproducimos día a día, en cada una de nuestras labores cotidianas, la idea será no pretender atacarlo desde sus flaquezas, sino radicalizar en sus fortalezas, buscando mayor igualdad económica.

[1] Claude Lèvi Strauss, El análisis estructural en la lingüística y en la antropología, en World Journal of Linguistic, Circle of New York vol. 1, núm. 2, pp. 1-21, 1945, New York.
[2] Spinoza, Tratado político (1677), Madrid, Alianza Editorial, 1986.
[3] Hobbes, Del ciudadano, Madrid, Tecnos, 1987.
[4] Virno, Paolo, Gramática de la multitud, para un análisis de las formas de vida contemporáneas, primera edición diciembre del 2003, Madrid, ed. Traficantes de sueños. p. 31.
[5] La dialéctica entre temor y reparo está en el centro de la analítica de lo sublime de Kant, en la Crítica del juicio: Cuando observo un terrible alud desde un lugar resguardado me invade un placentero sentimiento de seguridad que se mezcla, no obstante, con la percepción aguda de mi indefensión. Sublime es éste sentimiento doble, parcialmente contradictorio.
[6] Lo que irrumpe de manera más dramática en el individuo es la fusión entre miedo y angustia, lo que llamaremos perturbación ominosa.
[7] Concepto utilizado por Marx, con el fin de explicar que el conocimiento también se convirtió en una parte fundamental de la producción en el capitalismo, siendo el principal motor de innovación y simplificación del trabajo.
[8] Virno, Paolo, Gramática de la multitud, p. 67.
[9] Es por eso que se afirma que el trabajo esta despolitizado, ya hay tanta política en el mismo trabajo asalariado que no se le puede inducir aún más.

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