Wednesday, June 17, 2009

Un recuerdo

Por el mismo motivo por el que tú infestas la tierra; mas porque yo
lo hago con un pequeño bajel me llaman corsario, y a ti, porque
lo haces con un gran ejército, te llaman emperador.
San Agustín, La ciudad de Dios.

La sucesión del poder se ha prestado a diferentes interpretaciones y problemáticas, causando desde conflictos político-sociales al interior de un país hasta revoluciones; es por eso que cobra gran importancia cómo es que se sucede el poder, indistintamente del régimen político de cada nación.

La importancia de este hecho radica en que al suceder el poder dos problemáticas emergen a la luz, por un lado quien será el sucesor y por el otro, sí el sucesor seguirá la dinámica mediante la que el antecesor se dirigía; aunado a que cuando llega el momento de la sucesión hay un lapso de tiempo en el que no hay propiamente un dirigente legitimado, ya que por un lado el que está ya va a concluir su periodo y todavía no se sabe quien llegará, lo que más se teme en estas circunstancias es que por una u otra vicisitud no se pueda llevar a cabo el proceso de selección de sucesor, lo anterior llevaría a un conflicto aún mayor y es que quedará acéfala la dirección ejecutiva de un Estado.

En el mismo sentido Adriano arguye: El imperio debe de pasar al más digno; bello es que un hombre que ha probado su competencia en el manejo de los negocios mundiales elija su reemplazante, y que una decisión de tan profundas consecuencias sea al mismo tiempo su último privilegio y su último servicio al Estado.[1]

He ahí la importancia de ceder el poder, el que lo reciba tendrá la obligación por un lado de responder a las leyes y a su pueblo, tomando en cuenta las virtudes y defectos de los gobiernos pasados, pero sobre todo le responderá a la historia como bien dijo el gran reformador griego Solón: y que me juzgue la naturaleza en el tribunal del tiempo[2]; privilegiando ante todo la estabilidad y paz de su comunidad.

La historia de Adriano trae consigo reflexiones de suma importancia, la situación del Imperio Romano en el siglo II y una cuestión que se encarga de dilucidar de la mejor manera Marguerite Yourcenar en sus Memorias de Adriano[3], que es la vida “privada” de un emperador romano.
Qué no darían mil reyes y emperadores por dejar un legado sobre las vivencias, vicisitudes y medios por los que lograron hacerse y sostenerse en el poder, más aún cuando este escrito se lo dejarán a su sucesor como una advertencia, un recuento y una manera de guiarse en el poder[4].

Todo está bien al salir de las manos del autor de las cosas: todo degenera entre las manos del hombre. Fuerza a una tierra a nutrir las producciones de otra; a un árbol a llevar los frutos de otro. Mezcla y confunde los climas, los elementos, las estaciones. Mutila a su perro, a su caballo, a su esclavo. Transforma todo, desfigura todo: ama la deformidad, los monstruos; no quiere nada tal como lo ha hecho la naturaleza, ni siquiera al hombre: necesita domarlo para él, como a un caballo de picadero; necesita deformarlo a su gusto, como a un árbol de su jardín.

Sin esto, todo iría aún peor, porque nuestra especie no quiere ser formada a medias. En el actual estado de las cosas, un hombre abandonado a sí mismo entre los otros desde su nacimiento sería el más desfigurado de todos. Los prejuicios, la autoridad, la necesidad, el ejemplo, todas las instituciones sociales en las que nos hallamos sumergidos, ahogarían en él la naturaleza y no pondrían nada en su lugar. Sería entonces como un arbolillo que el azar hace nacer en medio de un camino y que los transeúntes hacen perecer sacudiéndolo por todas partes y doblándolo en todos los sentidos.[5]

Como bien mencionara Rousseau en el Emilio todos los peligros y consecuencias de la propia condición humana, a pesar de que convivimos diario con la misma nos parece a veces tan ajena a nosotros; relata una guía político-filosófica sobre cómo conducirse en el mundo y una valoración interna de la existencia del hombre, similar a lo que haría un gobernante acerca del poder al dejar su legado.

De viva voz Adriano nos acerca a su sentir momentos antes de que Trajano escogiera sucesor, mientras él se encontraba en una expedición militar: Natura déficit, fortuna mutatur, deus omnia cernit[6], viejo y agotado Trajano se encontraba ante un gran dilema para escoger sucesor, engañado por infinidad de voces e intrigas, pero con una visión clara de cómo habría de ser el siguiente emperador romano; todo lo anterior mantenía preocupado a Adriano, se tranquilizaba un poco al saber que contaba con el apoyo de Plotina esposa de Trajano, justo antes de fallecer éste último hace vigente una decisión que tiempo atrás ya comenzaba a dejar ver y era su preferencia por Adriano, decisión que constataría en público su esposa debido a que no fue proclamado en público emperador por él.

La parte oriental del Imperio era de suma preocupación para Adriano, por lo que dedicó gran parte de su vida no sólo a pacificar esa zona, sino también a construir caminos, plazas y puentes.
Se enfocó en revitalizar la ex capital cultural del mundo, ya que Grecia se encontraba en condiciones deplorables, volvió a darle dinámica a esa gran polis, atrayendo con ello a los letrados del momento; demostrando así su gran afecto por la cultura helénica, el mismo en infinidad de cartas comenta su pretensión de acercarse día a día al ideal del filósofo-rey platónico.

Por lo tanto favoreció y promovió las artes, esculturas y letras de su tiempo[7], asumiendo con ello la gran falta de producción intelectual y la necesidad que el tenía de personas preparadas para pacificar y continuar la construcción de Roma, lamentándose el no contar con aquellos grandes arquitectos, letrados y escultores de otros tiempos.

Dicen en algunas ocasiones que los gobernantes se hacen de fetiches, siendo lugares, objetos o personas, éstos les permiten el tiempo de recreación necesario para paliar el tedio de los conflictos de Estado; Antinoo cumplió ese papel para Adriano, un joven vulgar y de baja condición, pero muy bello, llenó la vida del emperador; se encargó de enseñarle las artes y ciencias más cultivadas de su tiempo hasta su muerte poco tiempo después, de la que se asumen comentarios encontrados, puesto que la existencia del joven[8] predilecto estaba conflictuando la vida de Adriano con su esposa y con diferentes pretendientes al poder.

A su muerte Adriano decidió construirle una ciudad en su nombre justo donde había muerto a orillas del Nilo, llamada Antinoópolis o Antínoe.[9]

Tiempo después hubo que encarar uno de los conflictos más grandes a los que habría de enfrentarse el Emperador, una revuelta organizada por judíos en Israel amenazaba la estabilidad tan querida, decide someter con toda su fuerza dicha revuelta hasta lograrlo con un costo de noventa mil muertos, un peso muy fuerte en las finanzas romanas y sobre todo una salud personal que ya no le daba para mucho. Al finalizar el conflicto hubo que emprender la empresa de reconstruir de nuevo el poblado.

Al sentirse minada su salud por el gran desgaste que representan las grandes expediciones militares, comienza a pensar en su posible sucesor; muy a su pesar, ya que el era un gran amante de la juventud comenzando con la propia, Marguerite lo describe de joven de la siguiente manera: un ser embriagado de vida no prevé la muerte; ésta no existe y él la niega con cada gesto. Si la recibe será probablemente sin saberlo; para él no pasa de un choque o de un espasmo[10].

Las intrigas que comienzan a ceñirse en torno a él hacen más apremiante que encuentre a un sucesor, con dicho fin adopta a Lucio, pero éste muere al poco tiempo, dejando sin posible sucesor otra vez, su salud le complicaba aún más dicha tarea; termina optando por Antonino uno de los cuatro cónsules de Italia, es cuando comienza ahora si a preocuparse por cómo encarar la muerte.

En sus últimos meses intenta suicidarse más de una ocasión, sino es por que su médico y demás auxiliares lo evitan; para Adriano la muerte significaba un paso muy difícil y si lo daba quería hacerlo de una vez y por todas, en su lecho de muerte escribe un poema que deja muy en claro su visión:

Mínima alma mía,
Tierna y flotante,
Huésped y compañera de mi cuerpo,
Descenderás a esos pasajes pálidos,
Rígidos y desnudos,
Donde habrás de renunciar a los juego de antaño.

Sin duda los personajes que han gozado de tanto poder en vida llegan a momentos a creer tener la omnipotencia hasta para encarar a la muerte, pero es lo único que nos confirma como humanos a todos por igual.

Todavía un instante miremos juntos las riberas familiares…
Tratemos de entrar en la muerte con los ojos abiertos…[11]

[1] Maguerite Yourcenar, Memorias de Adriano, ed. Planeta, México, 1985; pág. 224.
[2] Compilación de textos políticos helénicos, ed. Gredos.
[3] Escrito en el que ella describe la vida del Emperador con un fundamento histórico impecable y toques de un fino relato novelesco, justificando con ello el por qué de enunciarle a su libro de tal manera, para lo que ella responde que su objetivo principal era hacer hablar al propio Adriano de su vida, así cobraría mayor vivacidad el texto, a todo esto nos viene una pregunta muy elemental ¿por qué no enunciarle el diario de Adriano? Sencillo, los líderes políticos pocas veces tienen tiempo de ir escribiendo su historia tal cual se va dando, es por eso que en su vejez es cuando aprovechan para hacer un recuento de su historia, al ser un recuerdo el motor de su escrito en ciertos momentos se torna netamente literario con tintes ficticios o poco veraces, sin reducir en ningún momento su valía histórica.
[4] A momentos entraré en la dinámica propia del escrito en el sentido de que es un legado a un sucesor en el poder y a otros momentos una crítica histórica, así que no llega a haber confusión entre el ejercicio literario de la escritora y la realidad histórica.
[5] Jean Jacques Rousseau, Emilio, ed. Alianza.
[6] La naturaleza nos traiciona, la fortuna cambia y un dios mira las cosas desde lo alto.
[7] Por ej. construyendo la Villa Adriana, hoy llamado Castillo Sant’Angelo.
[8] En su tumba graba lo siguiente: “Y el reconocerá el camino… y los guardianes del umbral lo dejarán pasar… y él irá y vendrá en torno de aquellos que lo aman durante millones de días”
[9] Éste personaje ha causado mucha polémica a lo largo de la historia, no pretendo entrar en detalles baste ejemplificar con un poema de Oscar Wilde: Háblame de aquel verde y oloroso atardeces, cuando tendida junto a la ribera/ Escuchaste la risa de Antinoo desde la barca dorada de Adriano/ Y cómo lamiste la corriente calmando tu sed y contemplaste con ardor y avidez/ El cuerpo de marfil de aquel joven y singular esclavo, con una granada en los labios! Poema denominado La Esfinge.

[10] Marguerite Yourcenar, Memorias de Adriano, ed. Planeta, México, 1985; pág. 50.
[11] Ibíd. Pág. 259.

Tuesday, June 2, 2009

Una rebelión más sensata


Ya sea que uno afirme primero la infalibilidad y luego deduzca de ella a soberanía, ya sea que proponga en primer lugar la soberanía y haga derivar de ella la infalibilidad, uno está siempre obligado a reconocer y sancionar un poder absoluto.
Frnacois Guizot

En el proceso de inteligibilidad de lo social, nos hemos encontrado con la creación de nuevos conceptos y la caducidad de otros, tal parece que el progreso en las ciencias sociales está atado a las circunstancias del lenguaje; como bien apuntaba Claude Lèvi Strauss: Las ciencias sociales deben, en efecto, compartir las limitaciones de la lingüística, pero pueden también sacar provecho de sus progresos.[1]

La complejidad que nos presenta la actualidad ha hecho que el concepto de pueblo no sea lo suficientemente capaz de asir la realidad, permitiendo el regreso del de multitud de Spinoza, el cual indica una pluralidad que persiste como tal en la escena pública, en la acción colectiva, sin converger en Uno, sin desvanecerse en un movimiento centrípeto, siendo así el fundamento de las libertades civiles.[2]

La permanencia de la pluralidad al interior del Estado, pone en peligro la unidad política que se necesita para el monopolio de la decisión política, es por eso que Hobbes detestaba el término, puesto que el veía en la unidad política la materia primordial para el control político necesario; el pueblo será la expresión de la voluntad general y por ello, la centralidad de la decisión política, el mismo los compara de la siguiente manera: el pueblo es algo que tiene que ver con lo uno, tiene una voluntad única y por ende se le puede atribuir una voluntad única, por el contrario, la multitud es inherente al estado de naturaleza, aquello que precede a la institución del cuerpo político.[3]

Paolo Virno radicaliza la postura de la multitud en contraposición a la del pueblo por lo que llega a pervertir el concepto para explicar la realidad actual, lo que planteaba Hobbes era la necesidad de centralizar la decisión política en el siglo XVII (la creación del Estado-nación) y la vía más adecuada era con la formación del contrato social, éste permitiría unificar las expresiones individuales logrando así la existencia del Estado; pero como bien sabemos el pueblo nunca asumió la homogeneidad total de sus diferencias.

Es decir, la multitud en la actualidad es una regurgitación del estado de naturaleza en la sociedad civil; Virno erra al asumir que sólo puede existir la multitud o el pueblo, le imprime un valor explicativo a la multitud con el fin de que permita la intelección de la pluralidad actual de lo social, asegurando que ésta sólo se une con un afán netamente pragmático para después regresar a su respectiva forma; el Estado se forma por medio del contrato social-pueblo-voluntad general si se rompe la construcción lógica que da vida al Estado, deja de existir.

El pensamiento liberal logró sanar esa complicación pueblo vs multitud, domesticando a la última con el recurso al par público-privado.

Al romperse la identidad al interior del pueblo lo que resta es la angustia y la intranquilidad existencial se deja entrever, la angustia se dará por la simple y pura exposición al mundo, fuera de la comunidad el peligro es impredecible constante, la contraparte del miedo es la seguridad que la comunidad puede garantizar.

El concepto de pueblo, aún con sus diversas variaciones históricas, está asociado al doble filo de la neta separación entre un adentro habitual y un afuera ignoto y hostil, el concepto de multitud está encadenado al derrumbe de tal separación.[4]

La relación miedo/angustia, reparo relativo/absoluto[5] ha sido desprovista de fundamento por lo siguiente:

1) Ya no se puede hablar de comunidades sustanciales, los individuos están habituados al cambio continuo, permanente transformación de las formas de vida.

2) Miedo/sentimiento público, angustia/personal[6], ahora todas las formas de vida experimentan ese no sentirse en propia casa (Heidegger), origen de la angustia. El pueblo es uno porque la comunidad sustancial coopera para atenuar o sedar los miedos que provienen de peligros circunscritos. La multitud se mancomuna, por el riesgo que deriva el no sentirse en propia casa, de la exposición absoluta al mundo.

3) Temor/reparo, mentira la idea de primero sentir el temor y después buscar repararlo. Mientras buscamos el modo de orientarnos y así salvaguardar nuestras vidas, avistamos también las diversas formas de peligro.

He aquí una problemática rica que reabre la puerta a preguntas como ¿quiénes somos?, ¿a dónde vamos?, etc. La vida del ser humano es una tarea angustiosa, centrada en el hecho de que no cuenta con un lugar prefijado, es por eso que se ata a diferentes identidades para mitigar la desorientación.

La cotidianeidad del hombre es separada según Aristóteles en dos ámbitos, en lugares generales (topoi koinoi) y lugares especiales (topoi idioi), el primero será el lugar común existente entre el docto o el vulgar, son todas las construcciones discursivas elementales de la vida, el segundo, son los lugares específicos propios de determinada profesión, nación o religión, entre otros.

El par extranjero/pensador nos ayudará a dilucidar la manera en que se disuelven los lugares especiales dando pie a una mayor visibilidad de los lugares generales; el extranjero al no sentirse en propia casa adquiere la posición misma de pensador, por lo que los extranjeros adquieren el estatuto de pensadores.

Sin los pensadores y los extranjeros están colocados en la misma posición, el intelecto también perderá su noción de particular y segregado, conformando la idea del intelecto general[7], simplemente es la publicidad el intelecto que se articula en la esfera pública. Libertad el lenguaje y abolición del trabajo sometido a un patrón son hoy sinónimos.

Intelecto general opuesto a la tradición de que el pensamiento es una actividad apartada y solitaria, ya que ambos, vulgares e ilustrados recurren a los lugares comunes por afán de resguardo, es así como el intelecto general se sustenta.

Ahora el centro de identidad al que recurrirán todos será el lenguaje, como principal articulador social, esto supone una contradicción muy importante, por un lado otorga mayor libertad al pensar lo social, pero por el otro hace algo muy similar a lo que hizo Althusser con la sobredeterminación en última instancia, ya que nos quita el peso de pensar a la sociedad atados a alguna identidad o construcción conceptual trascendental, pero de último nos entrega otra igual.
El general intellect exige una acción virtuosa (una acción política), justamente porque una parte suya no se vuelca en el sistema de máquinas sino se manifiesta en la actividad directa, del trabajo vivo, en su cooperación lingüística.[8]

Hubo una destrucción de las barreras que dividían al trabajo (poiesis), acción política (praxis) y la vida de la mente (pensamiento). El intelecto en el modo de producción capitalista esta unido al trabajo[9], lo cual inhibe una acción política basada en el general intellect. ¿Cómo concebir la acción política basada en el intelecto general?:

1) La desobediencia civil es la forma básica de acción política de la multitud, pone en cuestión la misma facultad de mando del Estado, o sea que no se ciñe a sus reglas o mecanismos de interlocución.

2) El éxodo, es una fuga total, siendo la posición más radical de cualquier acción colectiva, es afrontar el problema con una alternativa no prevista, lo único que podemos perder son las cadenas.

Éste tipo de acciones propuestas por Virno llegan a ser falaces, la forma de acabar con el capitalismo como diría Negri no es la revolución, puesto que lo reproducimos día a día, en cada una de nuestras labores cotidianas, la idea será no pretender atacarlo desde sus flaquezas, sino radicalizar en sus fortalezas, buscando mayor igualdad económica.

[1] Claude Lèvi Strauss, El análisis estructural en la lingüística y en la antropología, en World Journal of Linguistic, Circle of New York vol. 1, núm. 2, pp. 1-21, 1945, New York.
[2] Spinoza, Tratado político (1677), Madrid, Alianza Editorial, 1986.
[3] Hobbes, Del ciudadano, Madrid, Tecnos, 1987.
[4] Virno, Paolo, Gramática de la multitud, para un análisis de las formas de vida contemporáneas, primera edición diciembre del 2003, Madrid, ed. Traficantes de sueños. p. 31.
[5] La dialéctica entre temor y reparo está en el centro de la analítica de lo sublime de Kant, en la Crítica del juicio: Cuando observo un terrible alud desde un lugar resguardado me invade un placentero sentimiento de seguridad que se mezcla, no obstante, con la percepción aguda de mi indefensión. Sublime es éste sentimiento doble, parcialmente contradictorio.
[6] Lo que irrumpe de manera más dramática en el individuo es la fusión entre miedo y angustia, lo que llamaremos perturbación ominosa.
[7] Concepto utilizado por Marx, con el fin de explicar que el conocimiento también se convirtió en una parte fundamental de la producción en el capitalismo, siendo el principal motor de innovación y simplificación del trabajo.
[8] Virno, Paolo, Gramática de la multitud, p. 67.
[9] Es por eso que se afirma que el trabajo esta despolitizado, ya hay tanta política en el mismo trabajo asalariado que no se le puede inducir aún más.